El Producto Interior Bruto es la forma tradicional de medir la marcha de la economía. No obstante, no es un indicador fiable de los riesgos subyacentes ni de la evolución a largo plazo, que son factores decisivos para el futuro de la salud del planeta y la prosperidad de la humanidad.
Por ello, la Comisión Europea lanzó su iniciativa Más allá de PIB en 2007, donde plantea introducir una serie de informes contables que integren economía y medio ambiente para ayudar a los legisladores a evaluar hasta qué punto es ecológico el crecimiento económico. Estos complementarían la contabilidad nacional al uso con cifras clave sobre energía, emisiones atmosféricas y consumo de recursos para ofrecer una imagen más fidedigna del verdadero estado de la economía. De este modo, los legisladores tendrían una idea más precisa del verdadero impacto de las políticas adoptadas.
Según las propuestas de la Comisión, los Estados miembros facilitarían datos anuales de tres ámbitos fundamentales: las emisiones atmosféricas, el flujo de materiales y los impuestos medioambientales.
Muchos de los Estados miembros ya facilitan estos datos, pero si los tuviéramos para el conjunto de la Unión obtendríamos una imagen más coherente del estado del medio ambiente y la economía de la UE.
Añadir la contabilidad medioambiental al modo tradicional de evaluar la economía no habría evitado la crisis crediticia, pero el nuevo sistema ayudaría a eludir crisis potencialmente más graves al centrarse en la necesidad de utilizar los recursos naturales limitados de una manera sostenible.