OBJETIVOS DEL ANILLAMIENTO CIENTÍFICO DE AVES
La investigación de muchos aspectos de la biología de las aves sólo puede acometerse contrastando datos recogidos de los mismos individuos en dos o más momentos diferentes. Esto es especialmente necesario en estudios de migración (Asensio 1998).
Mediante la simple observación de las aves podemos ver que los ejemplares de una especie se reparten en áreas geográficas diferentes en distintas épocas del año, y que entre una y otra área discurren por determinados frentes en determinadas fechas, lo que nos permite extraer conclusiones sobre sus migraciones. Podemos incluso detectar, por ejemplo, variaciones en el comportamiento migratorio entre los dos sexos de una especie comprobando diferencias en la razón de sexos en distintas áreas de invernada.
El anillamiento consiste en la aplicación de una anilla metálica, habitualmente de aluminio, en la pata de un ave viva. Esta anilla lleva impreso un remite, que identifica a la estación anilladora donde se centralizan los datos, uno o varios dígitos característicos del tamaño de la anilla y un número diferente para todas las anillas del mismo modelo y estación. Los datos de anillamiento correspondientes a todas las aves que llevan anillas de un remite determinado quedan archivados en el centro correspondiente.
Estos datos son básicamente la especie del ave, su sexo y edad, y el lugar y la fecha en que se ha liberado con la anilla. Otra información opcional, como medidas y peso, estado reproductor o parasitario, o datos de muda, pueden también recogerse. Frecuentemente alguna de esta información, como en los casos de la muda o la biometría, forma parte de otros bancos de datos paralelos. La información de cualquier captura posterior de la misma ave se envía a la estación que le corresponde, donde se elabora un historial en el que se incluyen los datos de anillamiento y los de las sucesivas capturas.
Una sola de estas fichas no tiene ningún valor, pero con el tiempo se acumulan y pueden utilizarse para realizar estudios sobre diversos aspectos de la biología de las especies.
Dado el tiempo necesario para que se produzca esta acumulación de fichas relativas a una determinada especie, y la amplitud de las áreas geográficas por las que cada individuo puede moverse, esta información no puede ser recogida por uno o unos pocos investigadores que se planteen este tipo de trabajos. Para conseguirla, por tanto, se hace necesaria una infraestructura relativamente compleja, en la que se implican muchas personas y medios. Es decir, la justificación de todo el entramado que supone la actividad del denominado «anillamiento» viene dada por la finalidad de conseguir información, con el objeto de aumentar el conocimiento de la biología de las especies y poder aplicarlo en su propio beneficio, mediante una gestión adecuada que asegure su conservación.
Lo que no es obstáculo para que al mismo tiempo se satisfagan otros objetivos, por ejemplo educativos o recreativos.
Las recapturas de aves fuera de la época de migración aportan información sobre el modo en que los individuos se dispersan desde el lugar en que han nacido o en el que viven habitualmente, lo cual permite evaluar las posibilidades de que recolonicen naturalmente zonas donde puedan haberse extinguido antes de iniciar costosos programas de reintroducción de eficacia siempre cuestionable (por ejemplo, Munilla 1997). La documentación de la muerte de aves anilladas es el único modo de saber cuánto tiempo viven en libertad, cuáles son las causas de esas muertes, y qué proporción de aves mueren a cada edad (por ejemplo, Chozas 1985). Esta información, combinada con el número medio de pollos que consiguen sacar adelante en función de la edad, permite elaborar modelos demográficos que calculan cuál será el tamaño de la población al cabo del tiempo, si este tamaño aumentará o descenderá, y la importancia relativa de las diferentes causas de estos cambios.
La lista de posibles preguntas, relacionadas o no con la migración, que pueden contestarse empleando el anillamiento científico como herramienta podría ser mucho más larga. El único requisito para que estas contestaciones sean tales y no meras divagaciones u opiniones más o menos fundadas, es el empleo del método científico de modo tan cotidiano o más que la red o los alicates. Si planteamos hipótesis relevantes (esto es, preguntas aún no contestadas, que son muchas), deducimos de ellas predicciones que se puedan medir y planificamos nuestra actividad de anillamiento de manera que sirva para comprobar si esas predicciones se cumplen o no, contribuiremos a que nuestra actividad sirva para comprender mejor, y eventualmente ayudar, a las aves. Sólo así podremos devolverles el favor (involuntario) que nos hacen dejándose coger, toquetear, marcar, pinchar, espulgar, medir, fotografiar, enseñar a los amigos o a nuestros alumnos y, muchas veces, recapturar como si nada hubiese pasado. Si pudiésemos hablar con ellas todo sería mucho más fácil, pero seguro que también sería mucho menos divertido.