El acceso a una energía asequible y no contaminante fue uno de los 17 objetivos marcados por Naciones Unidas en 2015, a fin de transitar nuestro mundo hacia un consumo y desarrollo más sostenible y más responsable de cara al horizonte 2030. Desde entonces, España se comprometió a poner en su centro de visión, como horizonte político prioritario, de alcanzar las metas de dicho objetivo poniendo en marcha políticas estratégicas, que permitan generar cambios estructurales en los patrones de producción y consumo de energía, planteando otras alternativas que tengan menor impacto posible sobre el medio ambiente. Inmediatamente se optó por la producción de energía renovable como fuente de energía sostenible (ej. la energía obtenida a partir de la radiación solar, del viento, o de las corrientes de agua).
Posteriormente, la comunidad autónoma de Andalucía (en adelante CC.AA) puso en marcha su plan de estrategia de desarrollo sostenible 2030 para conducir las partes públicas y privadas hacia un desarrollo sostenible que considere de manera integrada la prosperidad económica, social y ambiental. Asimismo, en el marco de las políticas de energía se estableció una reorientación y sustitución progresiva del modelo basado en el uso de combustibles fósiles como principales causantes del calentamiento global, por otro modelo que está sostenido en los principios de la eficiencia energética. Así, los objetivos principales que se pretenden alcanzar con dicha estrategia son:
- Aumentar la independencia energética basada en energías renovables ;
- Fomentar un desarrollo socioeconómico sostenible con mínimos impactos ambientales.
En este sentido, en la última década la CC.AA aumento notablemente su diversificación y aprovechamiento de recursos renovables de modo que actualmente más del 40 % del consumo energético proviene de energías renovables (energía eólica, solar fotovoltaica, etc.), quedando así la CC.AA como referente internacional en la innovación tecnológica y producción de energía sostenible.
A título de ejemplo, se citan algunos beneficios ambientales que se generan del uso de este modelo de energía:
- Bajos niveles de contaminación atmosférica -> menos episodios de olas de calor -> bajo impacto en la salud por efecto de las altas temperaturas ;
- Mayor resiliencia de ecosistemas -> continuidad de los servicios ecosistémicos que los propios ecosistemas proveen para las sociedades humanas ;
En definitiva, es fundamental mantener las inversiones tanto públicas como privadas para el desarrollo de proyectos de energía renovable en el ámbito autonómico, fomentando una mayor acción a favor del consumo y la producción de energía sostenible. También, se debe contar con un sistema de evaluación con indicadores viables que permitan evaluar la tendencia energética, socioeconómica y ambiental, de la ejecución de este modelo producción energética en el ámbito de la CC.AA considerada como región mayor impactada por los efectos del cambio climático en España.