Fotografía tomada por Sfera Proyecto Ambiental para un EIA en Marruecos

Los desiertos más imponentes del mundo podrían ser los mejores lugares de la Tierra para recolectar energía solar, la fuente de energía más abundante y limpia que tenemos. Los desiertos son espaciosos, relativamente planos, ricos en silicio , la materia prima de los semiconductores con los que se fabrican las células solares, y nunca carecen de luz solar.

Los investigadores imaginan que podría ser posible transformar el desierto más grande del mundo, el Sahara, en una granja solar gigante, capaz de satisfacer cuatro veces la demanda energética actual del mundo. Se han elaborado planos para proyectos en Túnez y Marruecos que abastecerían de electricidad a millones de hogares en Europa.

Si bien las superficies negras de los paneles solares absorben la mayor parte de la luz solar que les llega, solo una fracción ( alrededor del 15% ) de esa energía entrante se convierte en electricidad. El resto se devuelve al medio ambiente en forma de calor. Los paneles suelen ser mucho más oscuros que el suelo que cubren, por lo que una gran extensión de células solares absorberá mucha energía adicional y la emitirá en forma de calor, lo que afectará al clima.

Si estos efectos fueran solo locales, es posible que no importen en un desierto escasamente poblado y árido. Pero la escala de las instalaciones que se necesitarían para hacer mella en la demanda mundial de energía fósil sería enorme, cubriendo miles de kilómetros cuadrados. El calor reemitido desde un área de este tamaño será redistribuido por el flujo de aire en la atmósfera, lo que tendrá efectos regionales e incluso globales sobre el clima.

Cubrir el 20% del Sahara con granjas solares eleva las temperaturas locales en el desierto en 1,5 ° C según nuestro modelo. Con una cobertura del 50%, el aumento de temperatura es de 2,5 ° C. Este calentamiento finalmente se propaga por todo el mundo por el movimiento de la atmósfera y los océanos, elevando la temperatura media mundial en 0,16 ° C para una cobertura del 20% y en 0,39 ° C para una cobertura del 50%. Sin embargo, el cambio de temperatura global no es uniforme: las regiones polares se calentarían más que los trópicos, lo que aumentaría la pérdida de hielo marino en el Ártico. Esto podría acelerar aún más el calentamiento, ya que el hielo marino derretido expone agua oscura que absorbe mucha más energía solar.

Apenas estamos comenzando a comprender las posibles consecuencias de establecer granjas solares masivas en los desiertos del mundo. Soluciones como esta pueden ayudar a la sociedad a pasar de la energía fósil, pero los estudios del sistema terrestre como el nuestro subrayan la importancia de considerar las numerosas respuestas acopladas de la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre al examinar sus beneficios y riesgos.

Fuente: theconversation.com