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El aumento de la temperatura global es solo uno de los impactos ambientales de las energías no renovables sobre el planeta, sus efectos nocivos van más allá. Así lo afirma un reciente estudio publicado en la revista Nature, que alienta a dejar de utilizar energías no renovables para salvarnos de una catástrofe climática. Los peligros de estas fuentes de energía abarcan mucho más que el calentamiento global. Te contamos qué son y cuáles son los impactos medioambientales de las energías no renovables.

Según un reciente estudio publicado en la revista científica Nature, las reservas de petróleo se agotarán hacia el año 2043. Lo mismo ocurre con el carbón y el gas natural: la fecha en la que ya no dispondremos de estos fósiles está muy próxima. Pero no la razón por la que estamos obligados a buscar con urgencia nuevas fuentes de energía no es porque estos recursos se agoten, que también, sino por el grave impacto ambiental de las energías no renovables sobre nuestro planeta.

Los combustibles fósiles comprenden el 80 % de la demanda mundial actual de energía primaria, y el sistema energético es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones mundiales de CO₂.

Además, en la lista de catástrofes medioambientales producto de las actividades humanas, los derrames de petróleo se cuentan entre las más graves y también las más frecuentes. Y una de las zonas más afectadas del planeta es el Amazonas.

Casi 400 comunidades de la Amazonia peruana, afectadas desde 2014 por frecuentes derrames de petróleo, tienen en el organismo plomo, cadmio, mercurio y otros metales pesados.

En el caso de la energía nuclear, es necesario tratar los residuos radiactivos de forma adecuada. Se trata de deshechos que no pueden ser reciclados y deben guardarse de forma muy segura porque pueden generar radiactividad durante siglos e incluso milenios.

Es necesario gestionar los residuos nucleares garantizando la máxima seguridad, ya que la radiactividad es nociva para la salud de las personas y del planeta. La radiactividad liberada en grandes cantidades es letal, y además puede provocar malformaciones y enfermedades en las personas que viven en la zona, a lo largo de varias generaciones.

La lluvia ácida es una de las consecuencias de la contaminación atmosférica. Se produce cuando las emisiones contaminantes de las fábricas, automóviles o calderas de calefacción entran en contacto con la humedad de la atmósfera. Emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles y que provocan la acidificación de suelos, lagos y mares con el consiguiente perjuicio para la flora y la fauna terrestre y marina.

Lo cierto es que todas las consecuencias del uso de energías no renovables mencionadas anteriormente repercuten de una forma u otra en la salud de las personas. Pero, yendo a datos más concretos, la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles provoca cada año 4,5 millones de muertes en todo el mundo, según un estudio elaborado por Greenpeace y el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés).

Alternativas menos dañinas

Por suerte, todos estos impactos pueden evitarse, disminuirse e incluso revertirse. ¿Cómo? Apostando firmemente por las renovables y apoyando una transición definitiva hacia fuentes limpias e inagotables de energía. Hablamos de la energía eólica, energía solar fotovoltaica, termosolar, hidráulica, etc.

Según el estudio de Nature que mencionábamos al principio de este artículo, si no dejamos de utilizar energías no renovables de inmediato, la subida de las temperaturas que nos espera traerá cambios irreversibles para nuestro planeta: aumento de las olas de calor, temporadas cálidas más largas, temporadas frías más cortas, un repunte de los fenómenos meteorológicos más extremos, etc.

La transición energética es el único camino a seguir si queremos conseguir el objetivo más ambicioso de los que marca el Acuerdo de París: limitar la temperatura del planeta a 1’5 °C por encima de los valores preindustriales, para lo que según indicó el IPCC, se pueda lograr la neutralidad en carbono en 2050.

Es necesario un esfuerzo por parte de todos los países para conseguir un sistema energético mundial que sea estable, sostenible y asequible. Un mundo que funcione a partir de las energías renovables es indispensable para garantizar nuestro futuro y el del planeta.

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Fuente: sostenibilidad.com/energias-renovables/impacto-ambiental-energias-no-renovables/?_adin=11551547647