Como ya vimos, el programa de recuperación del lince ibérico (Lynx pardinus), tuvo un éxito absoluto, y sus poblaciones experimentaron una tendencia creciente, lográndose que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) rebajara en 2015 la categoría de amenaza del lince a “en peligro”, experimentando en los 3 últimos años un crecimiento anual superior al 20%.

Muchos carnívoros dependen del conejo europeo para sobrevivir. Un estudio, ha demostrado que el colapso que ya vivió esta especie en los 80 afectó sobre todo al lince, que fue incapaz de cambiar el hábito en sus presas. Actualmente, los lagomorfos europeos (Oryctolagus cuniculus) o conejos europeos llevan varias décadas viendo como disminuye su población de forma alarmante  y, a diferencia del lince, no se están recuperando.

Ilustración 1. conejo europeo (oryctolagus cuniculus). Pixabay

Las enfermedades han sido la principal causa del decrecimiento en su población, y como consecuencia, del desplazamiento del alimento vital para algunos carnívoros. El virus de la mixomatosis lleva atacando a esta población desde la década de los 50, llegando a producir casos de extinciones locales. Ya en la década de los 80, y tras una leve recuperación, la Enfermedad Hemorrágica del Conejo (EHC), muy contagiosa y con resultados fatales volvió a atacar a la especie. La última enfermedad llegó en la última década y alcanzó Doñana en el año 2013. En este entonces, la presencia del conejo europeo disminuyó un 80% en sólo cinco años. Desde entonces sus poblaciones no se han recuperado y esto tiene un efecto directo sobre las especies que no han podido ser autosuficientes y que siguen dependiendo de ellos para subsistir, como el lince ibérico. En ese mismo año, el programa Iberlince diseñó un plan de recuperación en el que se liberaron más de 42.000 en zonas de Doñana con presencia emblemática de la especie, sin embargo, las poblaciones han seguido disminuyendo.

Ilustración 2. Evolución de la abundancia de conejo en el Espacio Natural de Doñana de 2005 a 2021. EBD-CSIC

A pesar del balance negativo que han experimentado las poblaciones de conejos, Un equipo internacional de científicos donde han participado miembros del Equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana ha constatado que el declive de los conejos ha favorecido a las liebres, otra especie que llegó a estar en declive. Esta especie, que ha sufrido los ciclos de inundación de las marismas y la presión de depredación, habría comenzado a dispersarse en zonas de matorral, un tipo de vegetación que antes ocupaban exclusivamente los conejos. En un estudio publicado recientemente en la revista Land, los investigadores concluyen que, después de la disminución de la población de ambas especies, su superposición ecológica ha aumentado sustancialmente.

Actualmente, Doñana está siendo azotada por la sequía extrema provocada por el exceso de agua que necesita el riego de cultivos, por la contaminación y por los efectos del cambio climático. Esta situación se ha convertido en otra de las grandes preocupaciones para la conservación del conejo europeo en nuestro país.

A pesar del éxito en la conservación de animales como el lince ibérico, los datos censales evidencian también la necesidad de mantener la cautela sobre el futuro del conejo europeo, dar continuidad a los programas de conservación, y favorecer la implementación de medidas que contribuyan a la mejora de las diferentes poblaciones.

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